18.10.10

La esencia es inalterable o Eternidad

Las señas de identidad nunca se pierden.

Cuando, en el transcurso de su vida, una persona llega a un punto álgido y dulce de poderío demostrado en algún menester, no se da cuenta de la grandeza de que es capaz. Es cuando se baja de esa cima, voluntaria pero insconscientemente, sin reproches aquí, cuando el mecanismo empieza a funcionar, de forma que, al regresar a esa cumbre nevada de autoestima por segunda vez, es cuando de verdad se domina el poder que se posee.

Hoy me siento grande, poderoso, imparable. He vuelto a donde estaba, y se veía venir. En realidad ninguno lo veíais venir. Yo lo veía venir. Más bien, lo sentía.

Aquí estoy. He vuelto para quedarme. Eterno.

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