3.7.11

Ser o Estar (I)

En mayor o menor medida, todos conocemos ese especial matiz que nos permite la riqueza verbal de nuestro querido español. Hablo en concreto de la dupla ser y estar. Bien sabemos que no es lo mismo ser listo que estar listo. Y es diferente estar rápido -o lento- a ser rápido -o lento-. Uno indica una condición invariable salvo alteraciones o existencia de handicaps -curioso, un término extranjero cuando pretendo alabar nuestra lengua-, variaciones que se encarga de expresar el otro.

Puedes ser rápido habitualmente, pero estar lento en un momento en concreto. Lo mismo con muchos adjetivos más. Estar atento. Ser atento. O falsificaciones. Ser guapo. Estar guapo. Aquí las mentiras de las madres influyen mucho en el aprendizaje de esta pareja de verbos. Otro ejemplo, que seguro es el que más gracia hace: ser bueno o estar bueno. O malo.

Ser o estar. Estar o ser. Distinguen pequeños matices, detalles de pequeño calibre, o quizá no tanto en otras ocasiones. Pero hay una oposición entre estas dos palabras que es más importante -para mí- que cualquiera de las mencionadas.

Yo propongo una nueva cuestión, como aquella ya mítica de William:

"Ser o estar"

[En la siguiente entrada explicaré el porqué, la verdadera aplicación a la filosofía vital de este dualismo verbal]