30.3.10

Extraordinario: no superior, sino distinto.

No entiendo ese empeño que tiene la gente por causar siempre buena impresión. Me parece estúpido y lamentable, pero más alla de lo que me pueda parecer, afirmo que, en efecto, es artificial. Artificial porque no es lógico. Artificial porque no es razonable. Artificial porque no es beneficioso. Porque no es natural.

No sé cuántas veces se habrá visto y se verá: fachadas y apariencias, intentos de ser lo que no se es. Si no te quieres mostrar al resto como eres, no mereces tener derecho a mostrarte. Es así de simple. Acéptate de una puñetera vez y deja de jugar a las películas.

No entiendo el motivo por el que todo el mundo quiere seguir un estándar, un patrón cortado y prefijado por otros, por los demás; y lo peor de todo es que ésta se toma como la mejor opción. Me gustaría comprenderlo para, simplemente reafirmar mi posición.

Esa posición donde ser uno mismo es lo que prima, en la que lo verdaderamente único es lo bueno, y las copias múltiples no sorprenden, no aportan nada. A mí me gusta que lo exclusivo en las personas sea lo que mande, lo que sea el verdadero factor de discriminación, y no generalidades, no ser todos iguales.

Quien me conozca sabrá que impresionar y parecer decente no está entre mis prioridades.

Me gusta ese mundo en el que lo extraordinario es lo que realmente se valora.

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